Por Kate Yandell

Compendio SciCheck

Contrariamente a las afirmaciones amplificadas por el podcastero Bret Weinstein durante una entrevista con Tucker Carlson, las vacunas contra el COVID-19 no han matado a 17 millones de personas, sino que han salvado millones de vidas en todo el mundo. Weinstein también caracterizó de forma inexacta un acuerdo sobre pandemias de la Organización Mundial de la Salud y otros cambios propuestos, afirmando que pretenden arrebatar “la soberanía personal y nacional”.


Historia completa

Las vacunas contra el COVID-19 reducen el riesgo de padecer la forma grave de la enfermedad del COVID-19, incluso en niños, y los efectos secundarios graves son poco frecuentes. Cada vez hay más pruebas de que estas vacunas reducen el riesgo de COVID persistente y se calcula que han salvado millones de vidas.

Aun así, varias personas persisten en hacer afirmaciones flagrantemente falsas sobre las vacunas contra el COVID-19, culpándolas de cientos de miles de muertes en EE. UU. o de millones de muertes en todo el mundo.

Según una encuesta realizada por el Annenberg Public Policy Center, la organización matriz de FactCheck.org, con el tiempo, cada vez más personas en EE. UU. han llegado a creer erróneamente que las vacunas contra el COVID-19 han matado a un gran número de personas. En agosto de 2023, por ejemplo, el 34% de los encuestados dijo que era probable o definitivamente cierto que las vacunas contra el COVID-19 habían matado a miles de personas en EE. UU., frente al 22% en junio de 2021.

Recientemente, el podcastero y exprofesor de biología Bret Weinstein, conocido por difundir desinformación sobre el COVID-19, difundió otra falsedad más sobre las muertes por la vacuna contra el COVID-19.

“Vi una estimación creíble de algo así como 17 millones de muertes en todo el mundo a causa de esta tecnología”, dijo Weinstein a Tucker Carlson en un programa en la web publicado el 5 de enero en la plataforma de streaming de Carlson. Carlson, destituido como presentador de Fox News en abril de 2023, tiene un historial de difusión de información errónea sobre diversos temas.

Weinstein ya había dicho a Carlson en la misma entrevista que “dudaba en decir cuál podría ser el número de víctimas porque no es mi área de especialización”, refiriéndose a los supuestos daños de las vacunas contra el COVID-19. Sin embargo, desde entonces, la falsa afirmación sobre las muertes por la vacuna contra el COVID-19 se ha difundido ampliamente en las redes sociales

Weinstein dijo en X, antes conocido como Twitter, que la cifra de 17 millones de muertes procedía del exprofesor de física Denis Rancourt. Verificadores de información determinaron anteriormente que las conclusiones de Rancourt son erróneas porque se basan en suposiciones de que los picos de muertes fueron causados por las vacunas contra el COVID-19, sin mostrar pruebas de ello y siendo que la propia enfermedad del COVID-19 es un claro contribuyente al exceso de muertes.

Algunas de las publicaciones en las redes sociales también han difundido afirmaciones incorrectas de la misma entrevista sobre la eficacia de las vacunas contra el COVID-19 para los niños. Weinstein afirmó que “nunca se ha justificado debidamente su administración a niños sanos. (…) Los niños sanos no mueren de COVID, y la vacuna no impide contraerlo y transmitirlo”. De hecho, el COVID-19 ha matado a algunos niños sin enfermedades subyacentes conocidas, por no hablar de los niños por lo demás sanos que han enfermado gravemente. Se ha demostrado que las vacunas reducen el riesgo de enfermedad grave en los niños, que es el objetivo principal, así como la infección hasta cierto punto.

Bret Weinstein en el episodio del 5 de enero de Tucker Carlson Encounter.

Durante la larga entrevista, Weinstein también difundió información errónea sobre la Organización Mundial de la Salud, afirmando que se está debatiendo un acuerdo sobre pandemias y otros cambios que darían a la agencia de las Naciones Unidas amplios poderes.

“Creo que es justo decir que estamos en medio de un golpe, que en realidad nos enfrentamos a la eliminación de nuestra soberanía nacional y personal, y que ese es el propósito de lo que se está construyendo”, dijo Weinstein, refiriéndose a los cambios que, según él, algunas naciones podrían firmar en mayo de 2024. Las falsas afirmaciones de Weinstein sobre la OMS también se han difundido en las redes sociales.

Los países de la OMS están trabajando en la elaboración de un acuerdo sobre pandemias, que se presentará en una asamblea anual en mayo de 2024. También debatirán posibles enmiendas a la normativa sanitaria mundial. Pero, como hemos escrito anteriormente, ni las enmiendas ni el acuerdo, también denominado a veces tratado sobre pandemias, afectarían a la soberanía nacional.

El acuerdo “es un acuerdo generacional entre países para trabajar en cooperación, no en competencia, con el fin de hacer frente a amenazas compartidas con una respuesta compartida”, según un correo electrónico enviado a FactCheck.org por un portavoz de la OMS. El portavoz también afirmó: “Ningún país cederá su soberanía a la OMS”.

Las vacunas contra el COVID-19 no mataron a 17 millones de personas

Las afirmaciones sobre muertes masivas por la vacuna contra el COVID-19 no son plausibles, dados los datos existentes sobre la seguridad de la vacuna, que no muestran una mortalidad elevada entre las personas vacunadas. 

El 17 de septiembre, Rancourt y otros investigadores publicaron la falsa afirmación de que las vacunas contra el COVID-19 causaron 17 millones de muertes en un informe del grupo Correlation Research in the Public Interest, con sede en Canadá, del que Rancourt es miembro del consejo e investigador asociado. El informe no se ha publicado en una revista revisada por pares. 

Los autores del informe recopilaron datos de diversas fuentes sobre la mortalidad por todas las causas en 17 países del hemisferio sur, atribuyendo sin fundamento a las vacunas contra el COVID-19 todos los picos de mortalidad tras su comercialización.

A continuación, los autores calcularon la supuesta tasa de muertes relacionadas con la vacuna, llegando a una cifra falsa que denominaron “tasa de letalidad por dosis de vacuna”. Posteriormente, utilizaron estas cifras para calcular las muertes mundiales causadas por las vacunas contra el COVID-19 hasta septiembre de 2023, basándose en el número de personas vacunadas en todo el mundo.

El 18 de noviembre, Rancourt hizo una afirmación similar en un acto celebrado en Rumania en el que también participó Weinstein como ponente.

El informe de Rancourt no tuvo en cuenta las muertes por COVID-19. Jeffrey S. Morris, director de la división de bioestadística de la Facultad de Medicina Perelman de la Universidad de Pensilvania, destacó la omisión en un tuit dirigido a Rancourt al día siguiente de la publicación del informe.

“¿Por qué ignoran completamente el hecho de que el exceso de muertes en todo el mundo se concentra en picos que se corresponden con picos de casos confirmados de COVID y muertes atribuidas al COVID?”, preguntó. “Estos no coinciden con el rigor de la mitigación del COVID y no coinciden con las implementaciones de la vacunación (excepto en lugares donde las implementaciones de la vacunación se hicieron durante las oleadas masivas de COVID)”.

Desde el inicio de la pandemia, se estima que el COVID-19 ha matado a más de 1,1 millones de personas en EE. UU. En todo el mundo, se han notificado a la OMS más de 7 millones de muertes por COVID-19. Sin embargo, durante una conferencia de prensa celebrada el 12 de enero, Maria Van Kerkhove, responsable técnica de COVID-19 en la OMS, subrayó que esa cifra es inferior a la real. “Sabemos que esa cifra es ciertamente mayor”, dijo, y añadió que la OMS espera que la cifra real sea “al menos tres veces mayor”.

Los niños se benefician de la vacuna contra el COVID-19

Los comentarios de Weinstein sobre los niños sanos minimizan los daños del COVID-19 y los beneficios potenciales de la vacunación para este grupo.

En primer lugar, aunque la infección por COVID-19 suele ser leve en los niños, la enfermedad ha sido una de las principales causas de muerte en niños, un grupo en el que las muertes suelen ser poco frecuentes. Entre agosto de 2021 y julio de 2022, el COVID-19 fue la octava causa más común de muerte y la causa más común de muerte por enfermedades infecciosas o respiratorias en los habitantes de EE. UU. de 19 años o menos, según un artículo de 2023 publicado en JAMA Network Open.

No siempre es posible identificar qué niños se enfermarán gravemente por el COVID-19. Según datos de una presentación de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), aproximadamente la mitad de los niños hospitalizados en EE. UU. que murieron por COVID-19 entre enero de 2022 y junio de 2023 no tenían afecciones de salud subyacentes.

Ha habido cierto debate legítimo sobre si todos los niños deben vacunarse contra el COVID-19 o recibir vacunas actualizadas. Aun así, existe un amplio consenso en que los beneficios superan a los riesgos, y muchos expertos y grupos, incluidos los CDC y la Academia Estadounidense de Pediatría, recomiendan la vacunación contra el COVID-19 para todos los niños de 6 meses de edad o mayores, a menos que exista una contraindicación.

En segundo lugar, aunque el principal objetivo de las vacunas es prevenir la enfermedad grave, también se ha demostrado que reducen el riesgo de infección a corto plazo.

Por ejemplo, un artículo publicado el 9 de enero en Annals of Internal Medicine evaluó la eficacia de la vacuna de Pfizer/BioNTech y halló que una serie de vacunas primarias redujo las infecciones documentadas en niños en la era omicrónica en aproximadamente 74%. Las vacunas también redujeron los casos de COVID-19 moderados o graves en aproximadamente 76% y los ingresos en la UCI en aproximadamente 85%.

El acuerdo de la OMS no afectará a la soberanía nacional

Por último, Weinstein resucitó las afirmaciones sobre el acuerdo sobre pandemias de la OMS, así como las modificaciones que se están introduciendo en la normativa sanitaria mundial. Afirmó, entre otras cosas, que la organización podría ordenar qué vacunas recibiría la gente y cuáles no, y quitar a las personas el derecho a la libertad de expresión.

Por ejemplo, Weinstein asintió cuando Carlson le preguntó si estaba diciendo que “una organización de salud internacional podría acabar sin más con la primera enmienda de Estados Unidos”, una afirmación que no tiene fundamento en la realidad.

“Lo que Weinstein afirma es una versión aún más descabellada y más extrema de la idea de que el acuerdo sobre pandemias va a arrebatar a Estados Unidos su soberanía”, nos dijo en un correo electrónico Lawrence Gostin, director docente del Instituto O’Neill de Derecho Sanitario Nacional y Global de Georgetown. “Estas afirmaciones son totalmente falsas”. Gostin, que también es director del Centro Colaborador de la OMS sobre Derecho Sanitario Nacional y Global, ha participado en la redacción del nuevo acuerdo sobre pandemias.

Los mandatos del acuerdo están pensados para regir las obligaciones internacionales, no para establecer las políticas de los países dentro de sus propias fronteras, nos dijo Gostin anteriormente. Esto incluye, por ejemplo, obligar a los países a compartir entre sí información sobre brotes de enfermedades.

En respuesta a las afirmaciones de Weinstein, Gostin afirmó que “la Constitución estadounidense es la ley suprema del país. Ningún tratado internacional puede anular las disposiciones de nuestra constitución”. Calificó de “falso” y “jurídicamente imposible” que las negociaciones de la OMS puedan “anular la Primera Enmienda”, tanto porque las negociaciones no contienen ninguna disposición en ese sentido como porque cualquier intento en ese sentido “carecería de fundamento jurídico en Estados Unidos”.

También dijo que el acuerdo no exigiría vacunaciones, tratamientos u otras medidas de salud pública. “La OMS no tiene poder para obligar a individuos o países a hacer nada”, afirmó.


Traducido por Claudia Cohen. 

Nota del editor: Los artículos de SciCheck que brindan información certera y que corrigen información errónea sobre temas de salud se publican gracias a una beca de la Robert Wood Johnson Foundation. La fundación no tiene control alguno sobre las decisiones editoriales de FactCheck.org, y los puntos de vista expresados en nuestros artículos no reflejan necesariamente el punto de vista de la fundación.