New born boy on mom's chest. Dad adjusting hat.

Compendio SciCheck

Los datos de los ensayos clínicos de la vacuna materna de Pfizer para proteger a los bebés del VRS respaldan la seguridad y eficacia de la vacuna, según la votación de un comité asesor de la FDA. La FDA podría aprobar pronto la vacuna. Pero una publicación popular en las redes sociales hace afirmaciones engañosas sobre los resultados del ensayo.


Historia completa

El virus respiratorio sincitial, o VRS, causa un resfriado leve en la mayoría de las personas, pero los lactantes, sobre todo los más pequeños y los prematuros, pueden sufrir infecciones graves. Sin embargo, la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. (FDA, por sus siglas en inglés) pronto podría aprobar una vacuna para proteger a los bebés.

Partiendo de un avance científico en el estudio del VRS hace aproximadamente una década, Pfizer ha desarrollado una vacuna materna que se administrará a mujeres embarazadas para que los anticuerpos que desarrollen puedan transmitirse a sus bebés. Los resultados del ensayo clínico, publicados en el New England Journal of Medicine, mostraron que la vacuna tiene una eficacia del 81,8% contra enfermedades graves de las vías respiratorias inferiores por el VRS confirmadas que requirieron atención médica en los primeros 90 días tras el nacimiento, y una eficacia del 69,4% hasta 180 días después del nacimiento.

La vacuna tiene la misma formulación que la vacuna contra el VRS de Pfizer para los adultos mayores, quienes también son susceptibles a la enfermedad grave y peligrosa causada por el virus. La FDA aprobó la vacuna para los adultos mayores de 60 años el 31 de mayo, pero debe considerar por separado los datos de la administración de la vacuna a mujeres embarazadas para proteger a los bebés. El 18 de mayo, un comité asesor de la FDA votó a favor de que los datos del ensayo respaldan la eficacia y la seguridad de la vacuna. La decisión de la FDA sobre su aprobación está prevista para agosto, dijo Pfizer.

Como ya explicamos en un artículo de preguntas y respuestas, casi todos los niños se infectan con el VRS antes de cumplir los 2 años, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés). Además de los bebés pequeños y los prematuros, los lactantes con enfermedades cardíacas o pulmonares, o con el sistema inmunitario debilitado, son especialmente propensos a padecer la enfermedad grave. La Dra. Mary T. Caserta, profesora de pediatría del Centro Médico de la Universidad de Rochester y miembro del Comité de Enfermedades Infecciosas de la Academia Americana de Pediatría, nos dijo que el virus “es la causa más comúnmente identificada de enfermedades de las vías respiratorias inferiores (neumonía y bronquiolitis)” en los lactantes. Y, en EE. UU., “la bronquiolitis por VRS es la causa más frecuente de hospitalización en el primer año de vida”, expresó en un correo electrónico.

Dado el volumen de desinformación que ha circulado en las redes sociales en relación con las vacunas contra el COVID-19, posiblemente no sorprenda que empiecen a aparecer publicaciones que cuestionan la seguridad de la vacuna contra el VRS. Una publicación popular, procedente de una cuenta en una red social que suele publicar artículos sobre vacunas, planteó “preocupaciones”, pero algunas de sus afirmaciones son engañosas o requieren más contexto.

Datos de seguridad

Una diapositiva en la publicación en Instagram enumeró los porcentajes de eventos adversos informados en el ensayo clínico de Pfizer tras la vacunación, pero no explicó que los porcentajes fueron similares a los del grupo del placebo. Estos eventos adversos son cualquier evento de salud que ocurre después de la vacunación, no necesariamente eventos causados por la vacuna.

Según los resultados del ensayo revisados por expertos: “No se detectaron señales de seguridad en las madres participantes ni en los lactantes y niños pequeños de hasta 24 meses de edad. Las incidencias de eventos adversos notificados en el plazo de 1 mes tras la inyección o en el plazo de 1 mes tras el nacimiento fueron similares en el grupo de la vacuna (13,8% de las mujeres y 37,1% de los lactantes) y en el grupo del placebo (13,1% y 34,5%, respectivamente)”.

Los gráficos de barras publicados con esos resultados muestran que los porcentajes también fueron similares para los eventos considerados “graves” o “intensos”. (En una presentación de Pfizer ante un consejo asesor de los CDC también se incluyeron gráficos de barras similares. Ver las diapositivas 19 y 20).

Natalie Dean, profesora adjunta del Departamento de Bioestadística y Bioinformática de la Facultad de Salud Pública Rollins de la Universidad de Emory, nos dijo que las personas, y en particular las mujeres embarazadas, pueden sufrir eventos adversos, independientemente de que hayan recibido o no una vacuna. “Hay muchas cosas que afectan su salud”, dijo. “Una gran ventaja de los ensayos aleatorizados es que podemos separar la frecuencia con la que ocurren estas cosas en la situación inicial para un grupo del placebo, y luego compararla con el grupo vacunado”. Esa comparación puede “desentrañar si hubo algún aumento de eventos adversos que pueda atribuirse a la vacuna”.

En el ensayo de fase 3 participaron casi 7.400 mujeres embarazadas de 18 países, la mitad de las cuales recibieron la vacuna y la otra mitad, el placebo; el 45% de las participantes se encontraban en Estados Unidos. En cuanto a los lactantes, 7.128 continuaron con el estudio y reciben seguimiento hasta los 24 meses de edad.

Hubo muy pocos eventos adversos que se consideraron relacionados con la vacuna de Pfizer. El documento informativo de la FDA sobre la vacuna decía que en los 30 días siguientes a la vacunación, el 0,4% de los acontecimientos adversos notificados en el grupo de la vacuna y el 0,1% de los acontecimientos adversos en el grupo del placebo fueron considerados relacionados con la inyección por el investigador.

Según el documento informativo, hubo dos eventos adversos desde el parto hasta un mes después, que “posiblemente” tuvieron relación con la vacuna. Uno fue la eclampsia, o convulsiones que pueden producirse durante el embarazo, 15 días después de la vacunación, y el otro fue un parto prematuro que produjo un nacimiento normal. Dado que no hubo otra causa para el parto prematuro, el investigador que dirigió el estudio dijo que “se lo trataría como relacionado con” la vacuna.

Otros tres casos de eventos adversos graves que se produjeron en el grupo de vacunación hasta seis meses después del parto fueron considerados por el investigador como relacionados con la vacuna: “dolor intenso en varias extremidades”, que se resolvió seis días después; parto prematuro, que se resolvió en un día y dio lugar a un parto a término; y un caso de lupus con trombocitopenia, una afección de bajo recuento de plaquetas en la sangre, atribuida al lupus.

En el caso de los lactantes, ningún evento adverso grave “se consideró relacionado con la vacunación materna”, según el documento informativo. Pero en un caso de muerte de un lactante, el investigador evaluó que no estaba relacionada con la vacunación, mientras que la FDA fue “incapaz de excluir la posibilidad de que la prematuridad extrema y la muerte subsiguiente estuvieran relacionadas”.

En total, hubo cinco muertes infantiles (0,1%) en el grupo de la vacuna y 12 (0,3%) en el grupo del placebo.

Nacimientos prematuros

En su documento informativo, la FDA dijo que había un “desequilibrio numérico del 1%” en los nacimientos prematuros entre los grupos de la vacuna y del placebo, señalando que la diferencia no era estadísticamente significativa. En el grupo de la vacuna, el 5,7% de las participantes tuvo un parto prematuro, frente al 4,7% del grupo del placebo.

La diferencia en cuanto al bajo peso al nacer tampoco fue estadísticamente significativa: 5,1% en el grupo de la vacuna y 4,4% en el del placebo.

La publicación en Instagram describió esto como: “alrededor de un 20% más de bebés prematuros y bebés con bajo peso al nacer” en el grupo de la vacuna. Hay una diferencia del 20% entre los dos grupos en cuanto al número de nacimientos prematuros, pero la cifra requiere contexto.

Como dijimos, la diferencia en el caso de los nacimientos prematuros no fue estadísticamente significativa, aunque la FDA indicó que su comité asesor, el Comité Asesor de Vacunas y Productos Biológicos Relacionados, podría debatir el desequilibrio en su reunión del 18 de mayo, y así lo hizo.

Las tasas de nacimientos prematuros en el ensayo fueron inferiores a la tasa de fondo del 10% de todos los nacimientos a nivel mundial de 2020.

Se determinó que un nacimiento prematuro “posiblemente tuvo relación” con la vacuna. Se trata del caso mencionado anteriormente, en el que el bebé tuvo “un nacimiento normal y sin complicaciones”, según la FDA. Como dijimos, la FDA “no pudo excluir la posibilidad” de que la prematuridad y la posterior muerte de otro bebé estuvieran relacionadas con la vacuna.

Alrededor del 90% de los nacimientos prematuros, tanto en el grupo de la vacuna como en el del placebo, se produjeron entre las 34 y 37 semanas de gestación (un embarazo completo dura entre 38 y 42 semanas). Eso significa que la mayoría de los nacimientos prematuros fueron solo ligeramente prematuros, o lo que se llama “prematuros tardíos”. En cuanto a lo que se considera un “nacimiento extremadamente prematuro”, que es de menos de 28 semanas, hubo un bebé en el grupo de la vacuna y otro en el del placebo.

El comité asesor de la FDA analizó el desequilibrio de nacimientos prematuros. Si bien la votación fue unánime en cuanto a que los datos respaldan la eficacia de la vacuna, la votación fue 10-4 en cuanto a si los datos respaldan la seguridad. Los miembros del comité que votaron en contra expresaron preocupación porque los datos no proporcionaban suficiente certeza sobre si el desequilibrio en los nacimientos prematuros era un problema de seguridad.

Uno de los motivos de preocupación es que otra empresa farmacéutica, GSK, había interrumpido voluntariamente los ensayos clínicos de su vacuna materna candidata debido a un desequilibrio de nacimientos prematuros. Ese desequilibrio no fue estadísticamente significativo en los ensayos en países de ingresos altos, pero sí lo fue en países de ingresos bajos y medios, como hemos escrito.

En la reunión del comité asesor, el Dr. Paul A. Offit, experto en vacunas y pediatra del Hospital de Niños de Filadelfia, preguntó si los datos eran “adecuados para asegurar que lo que se ha visto con la vacuna de GSK no se va a ver aquí”. Offit dijo: “Si de alguna manera corremos el riesgo de que se produzcan nacimientos prematuros con esta vacuna, creo que habrá que pagar un precio muy alto, por lo que simplemente no siento que tengamos suficientes datos para estar tranquilos”.

Otros que votaron a favor de los datos que respaldan la seguridad de la vacuna señalaron que el desequilibrio en el ensayo de Pfizer no era estadísticamente significativo.

La vacuna no contiene el virus

La publicación de Instagram también destacó una descripción del placebo proveniente del documento informativo de la FDA que decía que la formulación del placebo era similar a la de la vacuna “menos los ingredientes activos”. La publicación señaló esas palabras y comentó engañosamente: “básicamente todo menos el virus”.

Es posible que algunos deduzcan erróneamente de la publicación que la vacuna puede infectar a las personas con el virus. No es así.

La vacuna de Pfizer contra el VRS es una vacuna de subunidades proteicas, que utiliza parte de una proteína de un virus, no el virus entero. Otras vacunas, como las de la hepatitis B y la tos ferina, también son vacunas de subunidades proteicas.

La vacuna contra el VRS se fabrica con la proteína F en la configuración de prefusión de los subgrupos VRS-A y VRS-B del virus. La forma previa a la fusión (prefusión) de la proteína F provoca una respuesta inmunitaria en el organismo, pero este fragmento no puede causar la enfermedad por VRS.

La vacuna de Pfizer, así como otras vacunas contra el VRS, incluida una de GSK que también ha sido aprobada para adultos mayores, está dirigida a la proteína F en su configuración de prefusión gracias a la investigación científica publicada en 2013 por un equipo de científicos del Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas, que forma parte de los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés). Los científicos lograron estabilizar la forma de prefusión de la proteína F del virus, que este utiliza para entrar en las células humanas, y determinaron que al dirigir la vacuna a esa forma, en lugar de a la forma posterior a la fusión que adopta la proteína una vez que se fusiona con las células, se producían respuestas de anticuerpos altamente protectoras.

La FDA también está evaluando este año otra opción para proteger a los bebés de la enfermedad por el VRS. Un anticuerpo monoclonal de Sanofi y AstraZeneca se administraría en una única inyección a recién nacidos o lactantes antes de su primera temporada de VRS. La Comisión Europea aprobó el fármaco dirigido contra la forma de prefusión de la proteína F en 2022.

Eficacia de la vacuna

El comité asesor de la FDA (VRBPAC, por sus siglas en inglés) está formado por expertos en enfermedades infecciosas, inmunología, pediatría, bioestadística y epidemiología. Esos expertos votaron unánimemente, 14-0, que los datos de los ensayos clínicos respaldan la eficacia de la vacuna materna de Pfizer para prevenir la enfermedad de las vías respiratorias inferiores por el VRS y los casos graves de la enfermedad en bebés desde su nacimiento hasta los 6 meses de edad. 

Pero en una diapositiva de la publicación en Instagram apareció una cita de un cardiólogo, el Dr. Peter McCullough, sugiriendo que los datos no son suficientes para demostrar que la vacuna es eficaz. McCullough, que ha hecho afirmaciones falsas y engañosas sobre las vacunas contra el COVID-19, hizo estos comentarios por primera vez a una publicación de Children’s Health Defense, un grupo que ha difundido desinformación sobre las vacunas y que fue fundado por Robert F. Kennedy Jr. (Kennedy ha pedido una excedencia de su cargo como presidente del grupo para presentarse a la presidencia de Estados Unidos).

McCullough dijo que el ensayo mostró “solo una eficacia teórica en los bebés” y que “menos del 2% de los bebés en cualquier momento contrajeron el VRS”.

En el ensayo no se midieron todos los casos de VRS, sino los que requirieron la atención de un profesional médico y que incluían respiración rápida, bajo nivel de oxígeno en sangre y/o distensión torácica (ver la diapositiva 24). Hasta 180 días después del nacimiento, el 2,5% de todos los lactantes del ensayo presentaron tales casos de VRS bajo atención médica.

En el grupo vacunado, 57 lactantes padecieron enfermedad de las vías respiratorias inferiores por VRS bajo atención médica, frente a 117 casos en el grupo del placebo. Esas cifras muestran una eficacia del 51,3%, lo que significa que la vacuna reduce a más de la mitad el riesgo de padecer esa enfermedad.

En el ensayo también se midieron los casos de enfermedad grave, que incluían síntomas más graves durante una consulta de atención médica, al recibir ventilación mecánica u oxigenoterapia suplementaria y en ciertos ingresos en la UCI. A los 180 días, se habían producido 19 casos en el grupo de la vacuna y 62 en el del placebo, lo que supone una eficacia del 69,4%. A los 90 días del nacimiento, la eficacia fue aún mayor: 81,8%. (Estas cifras figuran en las tablas 7 y 8 del documento informativo de la FDA).

El número de casos puede sonar bajo para el público en general, pero es suficiente para demostrar la eficacia de la vacuna, y los científicos no esperan ver cifras muy grandes en un ensayo, nos dijo Dean, bioestadístico de la Universidad de Emory.

“Administramos vacunas a personas sanas para prevenir eventos que esperamos que sean poco comunes”, explicó Dean, y por eso los ensayos clínicos deben incluir a muchas personas. “Sabemos que el evento en sí es poco común, pero necesitamos observar suficientes datos para saber que las diferencias en las tasas de enfermedad son reales entre los grupos”.

Las cifras pueden parecer pequeñas, “pero son lo suficientemente grandes para las estadísticas”, dijo Dean.

En su cita, McCullough también dijo que en los lactantes el VRS es “infrecuente”, de “bajo riesgo” y “fácilmente tratable con nebulizadores”.

Pero el VRS es frecuente en los niños y “causa una importante carga de morbimortalidad”, nos dijo Caserta, miembro del comité de la Academia Americana de Pediatría. Aunque muchos bebés solo tendrán un resfriado por VRS, puede ser peligroso para algunos.

Como dijimos, los CDC afirman que casi todos los niños contraerán el VRS antes de cumplir los 2 años. Caserta también dijo que los estudios han demostrado que más de la mitad de los niños se infectan en su primer año de vida.

La Dra. Rebecca Schein, especialista en enfermedades infecciosas pediátricas de la Universidad Estatal de Michigan y profesora adjunta de la misma, señaló que el VRS “formó parte de la llamada tripledemia que llenó los hospitales el pasado otoño”. Nos dijo: “Todos los otoños se producen epidemias de VRS que provocan un gran número de hospitalizaciones”.

Los CDC calculan que entre 58.000 y 80.000 niños menores de 5 años son hospitalizados cada año a causa del VRS y que de cada 100 bebés menores de 6 meses con VRS, 1 o 2 pueden requerir hospitalización. Cada año se producen medio millón de visitas a urgencias y 1,5 millones de visitas a clínicas ambulatorias de niños menores de 5 años. Las muertes son “infrecuentes” en EE.UU.: se calcula que se producen entre 100 y 500 muertes al año en niños menores de 5 años, aunque los CDC dicen que es probable que el número de muertes asociadas al VRS sea inferior al real debido a la falta de pruebas. En los países de bajos ingresos, la muerte en los bebés es más preocupante; se estima que 45.700 bebés de hasta 6 meses de edad en todo el mundo murieron debido al VRS en 2019, según un análisis sistemático de cientos de estudios publicados en The Lancet.

Además de prevenir las hospitalizaciones y muertes por el VRS mediante la vacunación, “el objetivo más importante es mejorar la salud pulmonar general de los lactantes”, declaró a Science en noviembre el Dr. Barney S. Graham, profesor de la Facultad de Medicina de Morehouse y uno de los líderes del equipo del NIAID que hizo el descubrimiento sobre la proteína F del VRS. “Si se infectan con el VRS de muy pequeños y desarrollan la enfermedad grave, esto afecta su desarrollo pulmonar y su salud pulmonar general probablemente durante todas sus vidas. Así que el objetivo es realmente mejorar la salud pulmonar general, y eso es algo difícil de calcular hasta que no se haya visto la evolución durante varios años”.

En cuanto al uso de un nebulizador, que transforma el medicamento líquido en una niebla que se puede inhalar, Caserta dijo que se había estudiado una variedad de tratamientos nebulizados para aliviar los síntomas del VRS, pero “no se ha demostrado uniformemente un beneficio claro para prevenir la hospitalización o reducir la estancia hospitalaria”.

“No existe un tratamiento específico para la infección por el VRS”, afirma. “Los cuidados de apoyo con oxígeno y líquidos intravenosos, según sean necesarios, son las intervenciones más comunes utilizadas para los bebés hospitalizados”.

Schein dijo que el albuterol “es el medicamento nebulizado más común y se utiliza para tratar el asma”. Su uso en el tratamiento del VRS “es mínimo y solo es útil en lactantes con predisposición al asma”.

Por último, McCullough dijo que “cabe esperar que el uso generalizado” de la vacuna contra el VRS “provoque pérdidas fetales en algunas mujeres desafortunadas”, pero el ensayo clínico no incluyó ninguna pérdida fetal debida a la vacunación.

En el ensayo, se produjeron 10 muertes fetales en el grupo de la vacuna y ocho en el grupo del placebo, según el documento informativo de la FDA. Estas se debieron a “diversas afecciones y presentaciones fetales”. La FDA estuvo de acuerdo con la valoración del investigador del estudio de que ninguna estuvo relacionada con la vacuna “basado en la revisión de los relatos de los casos disponibles y en la evidente falta de relación temporal entre la vacunación y los eventos de pérdida fetal”.


Autor: Lori Robertson

Traducido por Claudia Cohen. 

Nota del editor: Los artículos de SciCheck que brindan información certera y corrigen información errónea sobre temas de salud se publican gracias a una beca de la Robert Wood Johnson Foundation. La fundación no tiene control alguno sobre las decisiones editoriales de FactCheck.org, y los puntos de vista expresados en nuestros artículos no reflejan necesariamente el punto de vista de la fundación.