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Un reciente informe federal muestra un aumento del 3% en la tasa de mortalidad infantil en EE. UU. entre 2021 y 2022, el primer aumento estadísticamente significativo en 20 años. Se desconoce la causa del aumento, pero no hay pruebas de que se deba a la vacunación contra el COVID-19, como algunas publicaciones en las redes sociales sugieren sin fundamento.
Historia completa
Un reciente informe de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) mostró que en EE. UU. 5,6 de cada 1.000 bebés nacidos vivos murieron antes de cumplir 1 año de vida en 2022, un aumento del 3% respecto a 2021. Esto hace que la tasa de mortalidad infantil, que ha disminuido constantemente durante décadas, retroceda al nivel de 2019.
Los datos en el informe, que compara certificados de nacimiento y muerte recolectados por el Sistema Nacional de Estadísticas Vitales, son provisionales. La última vez que la tasa de mortalidad infantil tuvo un aumento estadísticamente significativo de un año a otro fue entre 2001 y 2002, cuando también aumento en un 3%.
El aumento en 2022 fue impulsado por aumentos significativos en la mortalidad en varias categorías medidas en el informe: en bebés nacidos de mujeres de entre 25 y 29 años, en bebés nacidos en cuatro estados (Georgia, Iowa, Misuri y Texas), en bebés de mujeres indígenas americanas y nativas de Alaska y blancas, en bebés prematuros, y en bebés varones. Las tasas de mortalidad también aumentaron en casos de complicaciones del embarazo y sepsis bacteriana, dos de las 10 principales causas de mortalidad infantil.
Pero Danielle Ely, coautora del estudio y estadística de salud en el Centro Nacional de Estadísticas de Salud de los CDC, nos dijo que fuera del aumento en la mortalidad infantil en sí misma, los datos no muestran “ninguna tendencia o narrativa específica a tener en cuenta en este momento”.
“Esto podría potencialmente ser un aumento de un solo año y que en 2023 la tasa se mantenga a este nivel o disminuya; sin embargo, la tasa también podría volver a aumentar en 2023. No sabremos nada definitivo hasta que tengamos los datos provisionales completos para 2023”, nos dijo en un correo electrónico.
!function(e,n,i,s){var d=”InfogramEmbeds”;var o=e.getElementsByTagName(n)[0];if(window[d]&&window[d].initialized)window[d].process&&window[d].process();else if(!e.getElementById(i)){var r=e.createElement(n);r.async=1,r.id=i,r.src=s,o.parentNode.insertBefore(r,o)}}(document,”script”,”infogram-async”,”https://e.infogram.com/js/dist/embed-loader-min.js”);Pero algunos usuarios de las redes sociales aprovecharon la incertidumbre para impulsar sus propias narrativas.
“Entonces los CDC informan del mayor aumento en la tasa de mortalidad infantil en los últimos 20 años. Y aparentemente los expertos están desconcertados. ¿Desconcertados? ¿En serio? Dios es tan raro que los expertos estén desconcertados, pero nosotros, que no hemos cumplido por los últimos tres años, sabemos exactamente por qué sucedió esto”, dijo sugerentemente una mujer en una publicación en Instagram el 8 de noviembre.
Otra publicación viral publicada en Facebook el mismo día muestra un collage de titulares de CNN con recuadros y líneas que conectan noticias alentadoras sobre las vacunas contra el COVID-19 en embarazadas con el último titular sobre el aumento en la mortalidad infantil. “Me pregunto cuando veremos los datos reales en su totalidad”, dice la lectura de foto.
No hay pruebas de que el aumento en la mortalidad infantil haya sido causado por la vacunación contra el COVID-19, como las publicaciones en redes sociales sugieren.
Como explicamos recientemente, varios estudios muestran que las vacunas contra el COVID-19 son seguras y beneficiosas para personas embarazadas y sus recién nacidos. Según los CDC, las personas que están embarazadas son más susceptibles de padecer COVID-19 grave, que puede perjudicar a la madre y al bebé. La infección por el coronavirus durante el embarazo puede aumentar el riesgo de muerte fetal. La vacunación durante el embarazo también puede proteger a los bebés del COVID-19 después de nacer, gracias a los anticuerpos protectores que pasan a través de la placenta.
Tampoco hay indicios de que la leche materna sea peligrosa tras la vacunación, como hemos explicado antes.
“Tenemos amplia evidencia de que la vacunación contra el COVID-19 durante el embarazo no aumenta el riesgo de muerte en los bebés y puede que incluso lo disminuya”, nos dijo en un correo electrónico Victoria Male, profesora titular de inmunología reproductiva del Imperial College de Londres.
Según un explicador en línea creado y actualizado por Male, 39 estudios, en 10 países, han seguido la seguridad de la vacunación contra el COVID-19 durante el embarazo. Dos revisiones sistemáticas y metanálisis que incluyen muchos de estos estudios encontraron que la “vacunación contra el COVID-19 disminuye el riesgo de muerte fetal y de que los bebés requieran cuidados intensivos, posiblemente porque estos pueden ocurrir como resultado del COVID”, escribió.
Ocho de los 39 estudios, que siguieron a bebés desde el nacimiento hasta que cumplieron 1 año, encontraron que los bebés en los grupos de vacuna no mostraron un mayor riesgo de enfermedad grave o de muerte, añade Male en el explicador.
“De estos, siete encontraron que la vacunación contra el COVID-19 no tuvo ningún efecto en la mortalidad de los bebés”, nos dijo, y un estudio “encontró que la vacunación contra el COVID-19 en el embarazo estaba asociada a una reducción del riesgo de muerte en los primeros 28 días de vida de los bebés”.
Según los CDC, la vacunación contra el COVID-19 es segura para personas que están embarazadas y no aumenta el riesgo de complicaciones en el embarazo, incluyendo el riesgo de aborto espontáneo, parto prematuro, defectos de nacimiento y muerte fetal, como hemos explicado. En los bebés mayores que pueden recibirlas, las vacunas contra el COVID-19 pueden causar algunos efectos secundarios temporales como irritabilidad y llanto, dolor en el lugar de la inyección, somnolencia, fiebre y pérdida de apetito, pero los eventos adversos graves son muy poco frecuentes. La vacuna se recomienda en bebés mayores de 6 meses de edad.
“Datos exhaustivos sobre la seguridad de la vacunación contra el COVID-19 en mujeres embarazadas y sus bebés han mostrado que no hay pruebas de un aumento de mortalidad infantil tras la vacunación contra el COVID-19”, dijo un portavoz de los CDC en un correo electrónico.
En 2021, cuando las vacunas comenzaron a administrarse masivamente, la tasa de mortalidad infantil fue prácticamente igual a la de 2020. Otro informe de los CDC publicado en noviembre muestra que la tasa de mortalidad fetal disminuyó un 5% de 2021 a 2022 en EE. UU.
Posibles razones del aumento de la mortalidad infantil
Los datos no apuntan a una causa o causas claras para el aumento de la mortalidad infantil en un año. Pero según los expertos, el COVID-19 podría explicar en parte el aumento.
“Con el tiempo, hemos aprendido que contraer COVID-19 durante el embarazo aumenta las posibilidades de sufrir problemas tanto para la persona embarazada como para el bebé. Esto incluye un mayor riesgo de tener un bebé prematuro o una muerte fetal”, nos dijo el portavoz de los CDC.
Male nos dijo que datos en el Reino Unido muestran un aumento en las muertes de bebés menores de 28 días de edad en 2021.
“4,8% de esas muertes ocurrieron en bebés cuyas madres tenían COVID-19 en el momento del parto, aunque es importante aclarar que los datos no nos dicen si el COVID fue la causa de muerte en esos bebés”, nos dijo.
Los expertos especulan que la pandemia también puede haber impactado la mortalidad infantil de otros modos. La Dra. Patricia Gabbe, profesora clínica de pediatría del Centro Médico Wexner de la Universidad Estatal de Ohio, le dijo a NBC que el desenlace de los embarazos podrían haberse visto afectados por la reducción en el acceso a atención prenatal adecuada durante la pandemia.
El aumento de las infecciones infantiles por el virus respiratorio sincitial y el virus de la gripe observado después de que las precauciones de la pandemia se flexibilizaron “también podrían explicar parte de ello”, dijo a la Associated Press el Dr. Eric C. Eichenwald, jefe de la división de neonatología del Hospital de Niños de Filadelfia.
Según el último informe, las mayores tasas de mortalidad infantil siguen existiendo entre los niños de raza negra, los indígenos americanos y los nativos de Alaska, y los nativos de Hawái u otras islas del Pacífico.
“Sabemos que las familias pobres enfrentan muchos desafíos, incluido el acceso a alimentos nutritivos y atención médica asequible”, dijo la Dra. Sandy L. Chung, presidenta de la Academia Estadounidense de Pediatría, en una declaración sobre el informe de los CDC. “Las disparidades raciales y étnicas relacionadas con la atención médica accesible, incluidos los servicios de salud prenatal, son solo una de las muchas razones posibles para el bajo peso de los bebés al nacer y, a veces, las muertes infantiles”.
Traducido por Catalina Jaramillo.
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