Por Kate Yandell

Compendio SciCheck

Vacunarse contra el COVID-19 ayuda a proteger a las personas embarazadas del COVID-19 grave. Cuando se administran durante el embarazo, las vacunas también pueden reducir el riesgo de hospitalización por COVID-19 al principio de la vida del bebé. Un nuevo estudio se suma a las pruebas de que la vacunación durante el embarazo es segura para los bebés, contrariamente a lo que se afirma en las redes sociales y en internet.


Historia completa

El embarazo eleva el riesgo de padecer COVID-19 grave. Los bebés pequeños también son especialmente vulnerables a la hospitalización por COVID-19. La vacunación materna reduce estos riesgos.

Las vacunas de ARNm contra el COVID-19 tienen efectos secundarios similares, independientemente de que la persona esté o no embarazada. Las investigaciones no muestran un mayor riesgo de aborto espontáneo, defectos congénitos u otras complicaciones del embarazo tras la vacunación, e indican que la vacunación puede reducir el riesgo de parto prematuro y muerte fetal. Un estudio publicado el 23 de octubre en JAMA Pediatrics se suma a las pruebas de que las vacunas de ARNm contra el COVID-19 son seguras y no causan problemas a los recién nacidos y lactantes cuando se administran a sus madres durante el embarazo.

En contra del ya extenso historial sobre las vacunas contra el COVID-19 y el embarazo, una publicación reciente en Instagram afirmó que “No hay ningún beneficio discernible de la vacunación contra el COVID-19 en el embarazo”. La publicación citó un boletín en Substack del Dr. Peter McCullough, un prolífico difusor de desinformación sobre vacunas. El boletín se centraba en el nuevo estudio de JAMA Pediatrics sobre la seguridad de las vacunas, afirmando también que no encontraba “Ninguna garantía sobre la seguridad”.

“Sin duda alguna, la vacunación contra el COVID-19 no aportó ningún beneficio, así que ¿por qué exponer a madres y bebés a algún riesgo?”, concluía engañosamente el boletín. Nos pusimos en contacto con McCullough para hacerle preguntas, pero no recibimos respuesta.

Esto contradice las conclusiones de los autores del trabajo, que escribieron: “La vacunación materna con ARNm contra el COVID-19 durante el embarazo no se asoció con un aumento de los resultados adversos en los recién nacidos y en los primeros años de vida y puede ser protectora frente a los resultados adversos en los recién nacidos”.

El estudio fue un estudio de seguridad y no pretendió evaluar la eficacia de la vacuna en mujeres embarazadas, según nos dijo la coautora Sarah C. J. Jorgensen, farmacéutica y becaria postdoctoral de la Universidad de Toronto. El objetivo de los investigadores fue medir si los bebés de madres vacunadas durante el embarazo presentaron algún riesgo elevado de sufrir problemas de salud. Jorgensen dijo que el estudio “aporta datos más tranquilizadores sobre la seguridad de estas vacunas para los recién nacidos y los lactantes”.

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) recomiendan que las personas a partir de los 6 meses de edad, incluidas las embarazadas, reciban la vacuna contra el COVID-19 actualizada. Otras organizaciones médicas, incluidos el Colegio Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos y la Sociedad de Medicina Materno-Fetal, respaldan esta recomendación.

Un estudio refuerza las pruebas sobre la seguridad de las vacunas maternas contra el COVID-19

McCullough utilizó indebidamente dos datos brutos del estudio en JAMA Pediatrics para insinuar incorrectamente que la vacunación contra el COVID-19 durante el embarazo es insegura e ineficaz. Ignoró los resultados principales del artículo que respaldan la seguridad de la vacunación materna contra el COVID-19 para los bebés, así como el conjunto más amplio de datos que demuestran que la vacunación materna contra el COVID-19 es segura y eficaz.

El estudio utilizó una base de datos, llamada MOMBABY, que vincula los registros de salud de madres y bebés nacidos en hospitales de Ontario, Canadá. Jorgensen y sus coautores basaron sus hallazgos en los datos de más de 142.000 bebés con fechas de parto entre mayo de 2021 y principios de septiembre de 2022. 

Los investigadores compararon los bebés nacidos de madres que recibieron al menos una dosis de la vacuna de ARNm contra el COVID-19 durante el embarazo con los bebés de madres que no habían sido vacunadas en absoluto contra el COVID-19 antes de dar a luz.

McCullough se refirió de forma engañosa a datos no ajustados, o “brutos”, que sugerían un aumento muy pequeño del riesgo de reingreso hospitalario por cualquier causa en recién nacidos de hasta 4 semanas de edad de madres vacunadas. Pero la estadística correcta para determinar si hay una diferencia en los reingresos es la cifra ajustada, según nos dijo por correo electrónico Victoria Male, profesora titular de inmunología reproductiva del Imperial College de Londres. Male no participó en el estudio.

Existen muchas diferencias entre las personas que reciben o no las vacunas contra el COVID-19. Los estudios bien realizados realizan un seguimiento de las características de las personas de los grupos que comparan para poder ajustar en función de las diferencias, como por ejemplo, si viven en zonas de ingresos elevados o tienen tendencia a adoptar comportamientos saludables.

“Los resultados ajustados, tras tener en cuenta las diferencias en las características de los distintos grupos, no muestran un mayor riesgo de reingreso neonatal entre los dos grupos”, nos dijeron en un correo electrónico la Dra. Malini DeSilva, especialista en pediatría y medicina interna, y la estadística Gabriela Vázquez-Benítez. Ambas investigadoras, que no participaron en el estudio, están afiliadas al Instituto HealthPartners y estudian la seguridad de las vacunas en las personas embarazadas.

DeSilva y Vázquez-Benítez añadieron que el estudio no mostró un aumento del riesgo de reingreso neonatal con dosis adicionales de las vacunas contra el COVID-19 recibidas durante el embarazo. El estudio también realizó un seguimiento de los bebés hasta los 6 meses de edad y halló una tasa similar de reingresos hospitalarios, independientemente del estado de vacunación de la madre.

Jorgensen y sus coautores escribieron que el ligero aumento del riesgo de readmisión de los recién nacidos en los datos brutos podía explicarse por las elevadas tasas de mortalidad y problemas de salud graves en los recién nacidos de madres no vacunadas. Los bebés más enfermos habían fallecido o no habían dejado el hospital a las 4 semanas de vida y, por lo tanto, no podían ser readmitidos, por lo que estos bebés fueron excluidos del análisis de readmisión hospitalaria.

La publicación de McCullough tampoco destaca las demás conclusiones del estudio, que indican que no hay relación entre las vacunas y los efectos negativos en los recién nacidos. 

“El estudio concluye que los resultados al nacer son realmente mejores para los bebés nacidos tras la vacunación en el embarazo y este hallazgo no cambia cuando los autores hacen análisis adicionales para tener en cuenta el hecho de que las familias vacunadas tienden a tener una mejor atención de la salud en general”, dijo Male. Las mejoras para los recién nacidos incluyeron un menor riesgo de problemas graves como hemorragias o convulsiones, estancias en la unidad de cuidados intensivos neonatales y muerte.

No está claro qué papel desempeñaron las vacunas en la reducción de estos riesgos. La vacunación materna puede haber contribuido a mejorar los resultados de los recién nacidos al mitigar los riesgos asociados a la infección por COVID-19 durante el embarazo. Sin embargo, los autores del estudio señalaron que es poco probable que esto explique por completo la reducción del riesgo observada.

DeSilva y Vázquez-Benítez dijeron que el “sesgo del vacunado sano”, según el cual las personas que se vacunan tienden a estar más sanas y a adoptar comportamientos más saludables, podría ayudar a explicar la reducción del riesgo de malos desenlaces en la salud de los recién nacidos, a pesar de los intentos de hacer un ajuste en función de estos factores. También señalaron que las personas que dan a luz antes de tiempo tendrán menos oportunidades de vacunarse. Nacer prematuramente puede acarrear problemas de salud para los bebés.

En cualquier caso, la reducción del riesgo significa que es poco probable que la vacunación aumente el riesgo de estancias en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales, problemas graves de salud o muertes en los recién nacidos, concluyeron los investigadores. “Al menos es tranquilizador que no se elevan”, dijo Jorgensen.

McCullough formuló otras críticas a los datos utilizados en el estudio, pero “no entiende cómo funciona la base de datos MOMBABY”, dijo Male. McCullough escribió erróneamente en su artículo de Substack que si una madre daba a luz en un hospital y posteriormente llevaba a su bebé a otro hospital o clínica “por convulsiones, hemorragia, etc.”, la madre y el bebé no estarían vinculados. 

La base de datos MOMBABY recoge todas las hospitalizaciones en Ontario, explicó Jorgensen, de modo que el ingreso en cualquier hospital de la provincia quedaría registrado y vinculado a la madre. El estudio no pretendió recoger las visitas a clínicas que probablemente fueran de rutina o por cuestiones de menor importancia.

Por último, McCullough señaló que el estudio no informó sobre abortos espontáneos o muertes fetales. “Es cierto: este estudio no se diseñó para analizar este aspecto”, dijo Male. Pero otros estudios no han mostrado ningún efecto de la vacuna contra el COVID-19 sobre la tasa de abortos espontáneos. Y como hemos dicho, la vacunación puede reducir el riesgo de muerte fetal.

La vacunación contra el COVID-19 beneficia a madres y bebés

McCullough también destacó datos que mostraban tasas similares de resultados positivos de la prueba de PCR para el COVID-19 durante el embarazo entre mujeres vacunadas y no vacunadas, aparentemente para respaldar su afirmación de que las vacunas no tienen ningún beneficio durante el embarazo.

Sin embargo, el trabajo “no se diseñó como un estudio para analizar la eficacia de las vacunas en las mujeres embarazadas”, dijo Jorgensen. Los datos sobre las pruebas del COVID-19 se proporcionaron en una tabla que describe las características de las mujeres embarazadas vacunadas frente a las no vacunadas, que se utilizaron para ajustar en función de las diferencias entre los grupos.

Foto por milanmarkovic78 / stock.adobe.com

Jorgensen, Male, DeSilva y Vázquez-Benítez señalaron que en este estudio no había información sobre si las mujeres vacunadas que dieron positivo en la prueba de COVID-19 se vacunaron antes o después de enfermar. “Por lo tanto, no podemos utilizar estos datos dado que no nos dicen nada sobre la eficacia de la vacunación contra el COVID para prevenir la infección”, afirmó Male.

Los estudios diseñados para analizar la eficacia de la vacuna contra el COVID-19 han hallado que es similar si las vacunas se administran a personas embarazadas o no embarazadas. En la era de la variante ómicron, la vacunación ha proporcionado una protección significativa contra la enfermedad grave y una protección más limitada contra la enfermedad sintomática, con dosis de refuerzo que mejoran la eficacia.

Además, las personas que se vacunan durante el embarazo pueden transmitir anticuerpos a sus bebés a través del cordón umbilical y posteriormente a través de la leche materna, aunque no está claro el nivel de protección que proporcionan los anticuerpos de la leche materna. La vacunación materna durante el embarazo está relacionada con un menor riesgo de infección y hospitalización por COVID-19 durante los seis primeros meses de vida del bebé, y en particular durante el periodo neonatal, según múltiples estudios. 

Por ejemplo, Jorgensen y sus colegas realizaron un estudio diferente utilizando el registro MOMBABY sobre los efectos de la vacunación materna contra el COVID-19 en los bebés durante los seis primeros meses de vida. Los bebés cuyas madres habían recibido la serie original de vacunación primaria, incluida al menos una dosis durante el embarazo, tuvieron un riesgo de infección 45% menor y un riesgo de hospitalización 53% menor por la variante ómicron que los bebés de madres no vacunadas. La protección fue mayor si las madres recibieron al menos una dosis durante el tercer trimestre. Con una dosis de refuerzo durante el embarazo, la protección también aumentó y los bebés tuvieron un riesgo de infección 73% menor y un riesgo de hospitalización 80% menor por la variante ómicron.

“Independientemente del estado de embarazo, la vacunación contra el COVID-19 sigue siendo la mejor protección contra la hospitalización y la muerte relacionadas con el COVID-19”, dijeron DeSilva y Vázquez-Benítez. “Además de reducir los riesgos de enfermedad grave por COVID-19 en personas embarazadas, las vacunas contra el COVID-19 administradas durante el embarazo pueden proporcionar a los lactantes anticuerpos contra el COVID antes de que sean aptos para recibirlas”.


Traducido por Claudia Cohen.

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